El objetivo que se persigue es proteger el poder de compra del capital aportado, superando a medio plazo el IPC. Constituye así una cartera mixta, combinando una posición predominante en renta fija en euros, bonos ligados a la inflación y depósitos, con una presencia activa, que oscila alrededor el 25% de la cartera, en acciones de compañías cotizadas principalmente de la zona euro, materias primas y capital riesgo.