Invertirá un porcentaje cercano al 100% en activos de renta variable cotizados en mercados europeos sin que la inversión en activos nacionales supere el 90%. Los valores podrán pertenecer, indistintamente, a empresas de alta, media o baja capitalización.El porcentaje de la cartera, que de manera puntual no esté invertido en renta variable, estará invertido en renta fija.